domingo, 4 de septiembre de 2011

Carta / Marcelo Marcolín


a Jack Kerouac

A lo lejos el duende de todos lo días
Bebiendo a orillas de un Ganges imaginario.
Siéntate a ver como todo crece, como todo va.
En mi pecho está el sello de otra noche,
sobre este mediodía de tinieblas me arrodillo y rezo:
por el hermanito muerto, por la Virgen María,
por los silencios soportados, por las calles recorridas,
por Dios.

En lo alto de mi soledad los caminos son estruendos
como en las mañanas calladas de enero
y trágico marzo suena de jazz
junto a los labios de una ninfa griega.
Observo el rostro que acaricié
en un alba roja y ardiente,
miro las fotos de mis padres,
pienso cuando niño jugaba
entre hojas y ramitas de un sauce viejo,
contemplo,
pero a veces creo que no estoy...

Hay demasiada mugre en este infierno,
hay demasiados choques en mi cabeza partida,
si no llega alguna iluminación no podré vivir
y así el dolor de otra primavera ausente
me sacude las sienes con gotas de lluvias electrónicas
en mis venas amarillas.

Habrá un ángel en el final del camino
que alucinará creaciones entre humo y alcohol,
me hablará de sus vuelos, cantará en las noches,
en las tardes, en algún bosque violeta
y entre cantos y migajas un palacio trazará el viento
para acostar entre alas los pinos de aquella aventura.

Nos salpicaremos con los nombres
de algunos amigos lejanos
y la guerra multiplicará muertos
para el negocio de una gran sepultura de acrílico y cielo
y alguna madre llorará por su hijo sepultado
entre latas de cerveza vacías,
entre tapitas de gaseosas de colores,
entre los carteles de neón,
entre trozos de cemento congelado.

Ahora los puedo ver a todos
y todo está quieto.

En un umbral blanco
fumaré mi último signo de alucinación,
haré el amor serenamente
sobre el techo de una casa perdida
con una última mujer de ojos marrones,
entonces vendrás tú y me dirás:
"NO HAY PARAISO ALGUNO ALLA"
y todo habrá girado locamente;
mi vida, mis pasos, los poemas a la amada
y la última carta desesperada a Dios.
Todo...

A partir de las estrellas me mirarás confiado,
yo te diré: Aquí estoy Jack, andemos.

Marcelo Marcolín

(1979, "La Coronación del Príncipe Mudo", Ediciones
El Ojo de la Ballena)

Reseña en este enlace 

EL ANDADOR DE TIERRAS Y DE SUEÑOS en este enlace
Foto: Marcelo y José Buhardilla en Florencio Varela, 1979.

"Pero siempre está la poesía" M. Marcolín carta a J.Buhardilla, 1977
Gracias por todo , Marcelo.
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Marcelo Marcolín (1957-2011) Nació en Buenos Aires. Editor y escritor. "Miembro activo de la Generación Subterránea que azotó la Argentina desde los 70 hasta mediados de los 80 del siglo pasado". Fundó varias revistas, entre ellas: Artemisa, Manifiesto. Fue parte del equipo de la legendaria publicación Antimitomanía. Junto a Alberto Nigro en 1979 crean la editorial La Cebra Dormida que publicó a poetas de la talla de Nestor Perlongher, Miguel Grinberg, Carlos Barbarito, Miguel Millara entre otros. Además, creó en 1978 la editorial alternativa El Ojo de la Ballena que ha editado más de 50 títulos. Ha leído sus poemas y publicado en nuestro país como así también en el exterior. Fue traducido al alemán y al italiano. Ha publicado El fantasma y los otros (1979), La coronación del príncipe mudo (1980), Matecocido (1984), Siestas de Wincofón (1999), Estrella de sal (2001), El último tren a Cañuelas (2002), El viejo automóvil de los sueños (2005) y Otros elefantes de regreso a la constelación de Orión (2009). Junto a Néstor Arias (Araca la Poesía) organizó un ciclo de poesía en su ciudad de Quilmes. Una experiencia para seguir apostando fuertemente a la poesía. ( Poesía y Poetizar, Antología, Ediciones del Ultimo Sábado/ Imago Mundi)

domingo, 19 de junio de 2011

Pancho Tarrío

Dibujo de Pancho Tarrío

Gracias Pancho por tus dibujos, por tu buen humor y por tu música.

Un recuerdo en el blog Paradecir de Luis Carlos Aguirre en este enlace