miércoles, 15 de julio de 2009

Revistas Underground Santafesinas



Roberto Aguirre Molina


Después de la década del ’60, la ciudad quedó fuera del mosaico cultural formado junto a las ciudades de Rosario, Paraná y Buenos Aires.

En aquella época, la presencia de Juan José Saer, Hugo Gola, Juan Manuel Inchauspe, Juanele Ortiz, su amistad con los poetas nucleados alrededor de las revistas literarias de Rosario y Buenos Aires reunía, convocaba porque, como repetía Inchauspe “la amistad es la verdad de la poesía”. Esta presencia cultural e intelectual no se ha valorado hasta el momento.

Mis comienzos: como fotógrafo, dibujante; sin participar de la actividad cultural, no encontraba el medio que me representara y esclareciera los ‘sentidos’ de percepción que proponían los nuevos grupos musicales que surgieron en los comienzos de la década del ’70, la incitación permanente a crear, el boom del rock en castellano de aquellos días; mis deseos de canalizar, de volcar en un medio todas las lecturas y “músicas” escuchadas, la música fue y sigue siendo el sonido ambiente; descubría después de cada lectura, de cada audición, un mundo para compartir. “Puede resultar extraño que una nota sobre nueva poesía empiece hablando del rock; sin embargo, es a partir de la difusión del nuevo folklore urbano que la necesidad de creación artística comienza a ser masivamente sentida por los jóvenes.(…) publicaciones subterráneas proliferan en las localidades más insólitas, y una verdadera desesperación por plasmar en el papel los ejercicios espirituales se hace carne en numerosos –y heterogéneos– jóvenes. Un mimeógrafo, una fotocopiadora, una máquina de escribir y algo de inspiración son suficientes para invadir el escuálido mercado con infinitas revistas, hojas de poesía, libritos, papeles plegados, cuadernillos, etc.(…) Es que toda la vida cultural argentina –y no sólo la poesía– padece una suerte de avejentamiento; dentro de la literatura nacional, un adulto de treinta años puede ser calificado de novísimo.(…) Nacidos en la década del 50, estos poetas no han conocido los honores de la fama; en algunos casos, ni siquiera han publicado un libro propio”. (Néstor Perlongher, revista mutantia, 1980).

En este contexto y pasada la segunda mitad de los ‘70, un grupo de jóvenes artistas santafesinos comienza a conectarse a través de las revistas “Mensaje (Periódico de Arte)” (1975/1977); “Pleamar (revista cultural)” (1977) e “Invisible (revista cultural)” (1978/1981), estableciendo vínculos a su vez con poetas y escritores de todo el país, por carta y en anuncios gratuitos en las revistas alternativas de circulación masiva de aquella época: Mutantia, Zaff!, Hurra, Expreso Imaginario, entre otras. En las reuniones se hablaba y se escuchaba rock (No se podía hablar de otra cosa): las letras del flaco Spinetta (el más precoz de nuestra generación sin cuentera y su grupo “Invisible”, las de Pete Sinfield en King Crimson; las de Peter Hammill en Van Der Graff Generator en rápidas traducciones de mate eran nuestros libros de poemas; poco se hablaba de poesía o literatura (Artaud, Hesse, Pizarnik): los proyectos quedaban en la mesa, se escribía, se soñaba y se vivía con miedo todo el día, a cada momento y el archivo eran los bolsillos del jean…

En la revista Invisible culmina el primer grito generacional de estos nuevos poetas, y la muestra poética es la antología “Eternidad de Cálidas Lágrimas” que publicara ediciones delanada en abril de 1980 en forma independiente y cooperativa. Las revistas y el libro se vendían “mano a mano” en presentaciones artísticas y recitales de rock con una tirada de 500 ejemplares. Venciendo al viejo cartel de las generaciones y lo establecido, nos sentimos más unidos por la fuerza y energía del rock que por una estética o postura literaria. Casi sin saberlo, con el rock rechazábamos corrientes literarias y musicales al mismo tiempo. A falta de gurúes, guías o maestros la música se tornó imprescindible como forma de acción y de vida en el entorno oscuro y chato de finales de los ’70 y comienzos de los ’80. Cabe aclarar que a nivel nacional, las primeras revistas de poesía, comienzan a aparecer a finales de 1979.(...)



(Leido en el Encuentro Internacional de Literatura realizado en y por la Universidad Nacional del Litoral en agosto de 2007)


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